Realmente no hago nada, eso no solo sirve a la regeneración. Un descanso puede cambiar el mundo, el grande y el pequeño que nos rodea. Y por sí mismo.
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Comentario
© Clementine Campardou
El mundo nunca ha estado más cerca del otoño que el 27 de octubre de 1962, el “Sábado Negro”: el punto bajo de la crisis cubana. Los superpoderes de EE. UU. Y la Unión Soviética estaban a punto de dejar de lado sus armas nucleares. Dos semanas antes, el presidente estadounidense, John F. Kennedy, se enteró de que la Unión Soviética debía estación de misiles nucleares en Cuba, a solo 150 kilómetros del suelo estadounidense. Kennedy ordenó un bloqueo costero de Cuba. El mundo persistió con horror cómo los buques de guerra soviéticos se enredaron al bloqueo estadounidense. Ambas partes pusieron en alerta sus fuerzas nucleares.